"Había una vez que yo soñé algo y lo olvidé. Ese sueño y sus no imágenes me siguen hasta hoy, cuando han pasado casi 39 años. A eso se llama vivir, o haber vivido, pendiente de un olvido. Es natural ahora, cuando el olvido roe las neuronas, pero aún recuerdo que aquella vez, hace casi 40 años, soñé y olvidé, y desde entonces pienso que el grueso de la memoria se compone de cosas negras hechas de puro olvido. La memoria está llena de olvido, llena de olvido, vacía de sí, casi hecha de puro olvido. Uno mismo termina hecho de puro olvido. (...) A veces pienso -y es como un sueño ese pensar- que si realmente uno tomase con toda seriedad el propósito de recordar los sueños, podría llegar a recordarlos a todos. Es decir, recordaría incluso a los que fueron olvidados."
La gran ventana de los sueños, Rodolfo Fogwill. 2013.