Tuesday, July 29, 2014

Se sienta en la mesa y escribe

se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
y más: esos versos no han de servirle
para que peones maestros hacheros vivan mejor coman mejor
o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe


Juan Gelman


Monday, July 28, 2014

Cuando yo muero, muere el mundo.


Pobre mundo que ignora su destino, el día de mi muerte.

Dos mil millones mueren cuando mi muerte llega.

Me llevo a la tumba un continente entero.

Son valerosos, inocentes e ignoran

que si me hundo ellos me siguen al instante.

Así, en la hora de la muerte hay un clamor de buenos tiempos

mientras, loco egoísta, yo agito la campana del mal año.

Allende mi tierra hay tierras vastas y brillantes,

pero mi mano firme les apaga la luz de un solo gesto.

Anulo a Alaska, degüello a Gran Bretaña,

pongo en duda al monarca Sol de Francia,

con un guiño promuevo la locura de la vieja Madre Rusia,

arrojo a China de un acantilado de mármol,

derribo a Australia y le planto una lápida,

aparto a Japón de un puntapié. ¿Y Grecia? Eliminada.

La haré volar y desplomarse, como a la verde Irlanda,

convertida en sudoroso sueño mío.

Desesperaré a España,

fusilaré a los hijos de Goya y daré tormento a los de Suecia,

abatiré flores y granjas y ciudades con rifles de crepúsculo.

Cuando mi corazón se para, el gran Ra se hunde en el sueño;

sepulto las estrellas en el abismo cósmico.

Por eso escucha, mundo, ya te he avisado. Y teme.

El día de mi podredumbre, tu sangre estará muerta.


Si te comportas, yo, magnánimo, te dejaré vivir. Pero desvíate y me cobraré.

Es la última palabra. Se arrían las banderas.

¿Y si me bajan de un disparo? Mundo: te acabas tú también.


Ray Bradbury.