Friday, August 20, 2021

Penélope


Penélope,

con su bolso de piel marrón

y sus zapatos de tacón

y su vestido de domingo.

Penélope

se sienta en un banco en el andén

y espera que llegue el primer tren

meneando el abanico.


Dicen en el pueblo

que un caminante paró

su reloj

una tarde de primavera.

"Adiós amor mío

no me llores, volveré

antes que

de los sauces caigan las hojas.

Piensa en mí

volveré a por ti..."


Pobre infeliz

se paró tu reloj infantil

una tarde plomiza de abril

cuando se fue tu amante.

Se marchitó

en tu huerto hasta la última flor.

No hay un sauce en la calle Mayor

para Penélope.


Penélope,

tristes a fuerza de esperar,

sus ojos, parecen brillar

si un tren silba a lo lejos.

Penélope

uno tras otro los ve pasar,

mira sus caras, les oye hablar,

para ella son muñecos.


Dicen en el pueblo

que el caminante volvió.

La encontró

en su banco de pino verde.

La llamó: "Penélope

mi amante fiel, mi paz,

deja ya

de tejer sueños en tu mente,

mírame,

soy tu amor, regresé".


Le sonrió

con los ojos llenitos de ayer,

no era así su cara ni su piel.

"Tú no eres quien yo espero".

Y se quedó

con el bolso de piel marrón

y sus zapatitos de tacón

sentada en la estación.


Joan Manuel Serrat.




Tuesday, August 17, 2021

Las campanas doblan por ti.


¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?

¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?

¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?

¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.

Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.

Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,

como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,

porque me encuentro unido a toda la humanidad;

por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.


John Donne.



Monday, August 02, 2021


"Antiguo pueblo, residencia de verano para gentes privilegiadas de la ciudad, mi barrio, a raíz de convertirse en distrito, comenzó a perder su fisonomía con una rápidez alevosa y absurda.

La vida -todas las formas y ritos de la vida cotidiana- es degradada día a día. Espantosos edificios, pretendidamente modernos, sin orden ni concierto, sustituyen caóticamente a las viejas casonas de planta baja. Y las calles se asfaltan finalmente: calles estrechas, retorcidas, cortadas,interrumpidas bruscamente por un bloque construido y vendido sin licencia. 

Desaparecieron plazas. Desaparecieron árboles. Desaparecieron patios. Desaparecieron fuentes. Desaparecieron arroyos. Desaparecieron pajáros y palomas. Desaparecieron vaquerías y carros tirados por caballos. Desaparecieron personas entrañables. Desapareció el "afilador que afila cuchillos, tijeras...". Desaparecieron el trapero, el colchonero, el mielero de la Alcarria... Desapareció el silencio.

Unos pocos se hicieron ricos y también desaparecieron. El resto busca afanosamente un mediocre bienestar de tresillo y gasolina.

Y el antiguo pueblo residencial, verde, luminoso, limpio, se convirtió en barrio-residencia-ratonera-cárcel, gris, oscuro, turbio."


Yo me siento muy identificado con esto. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia?. Por cierto, "La casa de verano" Alfredo Gómez Cerdá.