Monday, July 10, 2017


¿Por qué no te escribo? Tú me lo preguntas; ¡tú, que te cuentas entre nuestros sabios! Debes adivinar que me encuentro bien y que..., en una palabra: he hecho una amistad que interesa mi corazón. Yo he... yo no sé...
Difícil me sería referirte cómo he conocido a la más amable de las criaturas. Soy feliz y estoy contento; por tanto, seré mal historiador.
¡Un ángel! ¡Bah!, todos dicen lo mismo de la que aman, ¿no es verdad?, y sin embargo, yo no podré decirte cuán perfecta es y por qué es perfecta; en resumen: ha esclavizado todo mi ser.
¡Tanta inocencia como talento! ¡Tanta bondad con tanta firmeza! ¡Y el reposo del alma en medio de la vida real, de la vida activa!
Cuanto te digo de ella no es más que palabrería insulsa, helada abstracción, que no puede darte ni remota idea de lo que es. Otra vez..., no; quiero contártelo en seguida. Si no lo hago ahora, no lo haré nunca; porque (dicho sea para nosotros), desde que he comenzado esta carta, tres veces he tenido ya intención de soltar la pluma, hacer ensillar mi caballo y marcharme. Y, sin embargo, esta mañana me había jurado a mi mismo no ir; así y todo, a cada momento me asomo a la ventana para ver la altura a que se encuentra el sol.

Diario de "Werther" del 16 de Junio. Johann W. Goethe.


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